Enfoque
Introducción
Desde la perspectiva del giro afectivo, la teórica queer y feminista Sara Ahmed ha puesto de manifiesto el modo en que los discursos en torno a la felicidad contribuyen a afianzar relaciones de dominación. Ahmed indaga en la idea de que la felicidad, o, mejor dicho, la falta de ella, se emplea para deslegitimar las reivindicaciones feministas. Así, acusar a las feministas de causar infelicidad con sus críticas y demandas de justicia —críticas y demandas que se presupone que procederían de su propia infelicidad— sería, de acuerdo con Ahmed, una de las principales estrategias de neutralización política del feminismo. En esta línea de trabajo, la autora se ha dedicado a analizar el estereotipo de la «feminista aguafiestas», que aparece por primera vez en La promesa de la felicidad (2010) y al que ha consagrado por entero dos de sus últimos textos, Vivir una vida feminista (2017) y Manual de la feminista aguafiestas (2023).
Discusión
El propósito de la comunicación es ahondar en esta figura, con el fin de mostrar sus rasgos más sobresalientes: feminista aguafiestas es quien, con sus actuaciones cotidianas, estorba y arruina la felicidad ajena. Dicho de otro modo, ser una feminista aguafiestas implica renunciar públicamente a los relatos compartidos sobre qué significa la felicidad, tras los que se ocultan diversas formas de dominación —patriarcales, heteronormativas, racistas, etc. Como señala Ahmed en Manual de la feminista aguafiestas, «si bien no todas las aguafiestas son feministas, todas las feministas son aguafiestas». En un contexto de afianzamiento de posiciones reaccionarias ante los avances feministas de la última década, el estereotipo de la feminista aguafiestas se asocia a conceptos como «corrección política», «cultura de la cancelación», «generación de cristal» o «cultura woke».
Resultados y conclusiones
Al final de la comunicación se pretende mostrar que, lejos de intentar desmontar teóricamente la figura de la feminista aguafiestas, Ahmed propone reivindicarla con el fin de profundizar en aquello que hay de verdadero en ella. Y es que, como se ha señalado, el feminismo es ciertamente una amenaza para la felicidad de la mayoría, que oculta y sanciona modos de vida normativos y que provoca que muchas vidas se vuelvan «inhabitables», como diría Judith Butler. Citando de nuevo el último libro de Ahmed, «aguar la fiesta puede ser un proyecto para construir un mundo». Estar dispuestas, en ocasiones, a sacrificar la propia felicidad para señalar las injusticias que operan detrás de los relatos de felicidad socialmente establecidos es lo propio de «vivir una vida feminista».
María Cabillas Romero
Comentó el 08/03/2024 a las 10:23:46
Buenos días María,
Muchas gracias por tu presentación, y enhorabuena por la exposición tan clara y tan completa. Al leeros en el comentario anterior, y sobre todo pensando en la figura de la aguafiestas como aplicación de la teoría en el ámbito de las "resistencias" en lo cotidiano (la comida familiar, la reunión entre amigos), quería preguntarte si tienes ejemplos acerca de cómo se podría plantear una lógica desde aquí que, persistiendo en este aguar la fiesta como primer paso a modo de crítica-denuncia y cambio, pudiese conectase con una articulación de la felicidad que apuntase a formas diferentes de concebirla.
Marina Castillo Fuentesal
Comentó el 07/03/2024 a las 19:54:28
Buenas tardes María,
Me ha parecido una investigación muy completa para entender el pensamiento de Sara Ahmed.
Relacionado con ser políticamente correcto y con poner sobre la palestra comportamientos normalizados que no se consideran adecuados, mi pregunta es la siguiente: ¿la “feminista aguafiestas” se podría asimilar al término “feminazi” que ciertos sectores de la sociedad utiliza para ofender a algunas feministas?
Muchas gracias y un abrazo.
María Tocino Rivas
Comentó el 07/03/2024 a las 20:21:06
Buenas tardes, Marina. Muchas gracias por tu pregunta. Creo que sí podría haber un paralelismo, pues se refieren a los mismos sujetos y con la misma intención desacreditadora. Además, el descrédito se ejerce por la misma vía: situar el foco del problema en quien señala el problema. A pesar de eso, es cierto que todos los matices que tiene el estereotipo de la aguafiestas, y que se vinculan a esa capacidad para arruinar la felicidad ajena, desaparecen en el concepto "feminazi". Un saludo cordial y gracias de nuevo por preguntar.
Nina Navajas-Pertegás
Comentó el 07/03/2024 a las 15:26:53
Hola María,
Muchas gracias por tu sugerente comunicación. Explicabas que Ahmed propone reivindicar la figura de la aguafiestas como un medio para construir un mundo más justo. Esta reivindicación plantea desafíos, especialmente en el contexto actual de reacción contra los avances feministas. Mis preguntas son estas: además de lo que sugiere Ahmed, ¿cómo piensas tú que deberían manejarse estos desafíos para evitar que la figura de la «feminista aguafiestas» sea desacreditada o malinterpretada, y cómo podemos, como sociedad y como individuos, trabajar para recontextualizar y valorar la importancia de seguir ejerciendo como Pepitas Grillo «arruinando la felicidad» como práctica política para alcanzar la justicia social y la igualdad?"
María Tocino Rivas
Comentó el 07/03/2024 a las 17:23:23
Buenas tardes, Nina. Muchas gracias por tu comentario y por tus preguntas. Lo primero que contestaría es que la feminista aguafiestas ya es de facto una figura desacreditada. Precisamente, lo interesante del planteamiento de Ahmed es que no desea en ningún caso "blanquear" a la feminista aguafiestas, sino justamente reivindicar su carácter aguafiestas. Con respecto a lo segundo, creo que es importante pensar con Ahmed que "todas las feministas son aguafiestas" y, por tanto, que difícilmente puede haber ningún cambio político si no se generan incomodidades y se desnaturalizan prácticas o situaciones que están ampliamente normalizadas. Gracias de nuevo por las dos preguntas y un saludo cordial.
Miriam González Álvarez
Comentó el 07/03/2024 a las 09:41:24
En primer lugar, felicitarte por tu maravillosa comunicación María, para aquellas que nos situamos en la figura de la "feminista aguafiestas" es un placer poder debatir en torno a su construcción social y reivindicar sus implicaciones para apropiarnos, como ya se ha hecho desde la teoría queer, del término. En mi caso, me interesa especialmente el giro afectivo y las dos genealogías que hay para abordarlo, una más centrada en la relación con lo emocional (Illouz, Ahmed o Vidiella) y otra que se separa de la emoción y lo entiende más como una acción invisible o un movimiento que permite otras formas de pensamiento (Spinoza, Massumi, Deleuze y Guattari, entre otros). En La política cultural de las emociones (2015), Sara Ahmed habla de las emociones como una forma de capital, como un medio de alineación entre lo individual y lo colectivo, y mi pregunta sería ¿se podría decir que la felicidad (como bien a adquirir) entra en la sociedad como mercancía de consumo o "economía afectiva" que no solo tiene una carga de dominación simbólica o social, sino también capital?
María Tocino Rivas
Comentó el 07/03/2024 a las 09:52:02
Buenos días, Miriam. Gracias por tu pregunta y por tu interesante reflexión. Desde luego, la felicidad se ha convertido en una mercancía en circulación, especialmente en lo que llevamos de siglo, con la explosión de lo que W. Davies ha llamado la "industria de la felicidad". Si, como afirma Ahmed en La promesa de la felicidad, "el rostro de la felicidad se parece bastante al de una persona privilegiada", en tanto que la felicidad se asocia a ciertos estilos de vida normativos (vinculados a la clase social, pero también al género, a la orientación sexual, etc.), entonces no cabe duda de que puede funcionar asimismo como una forma de capital. Muchas gracias de nuevo por tu aportación y un saludo muy cordial.
M. Mar Martínez-Oña
Comentó el 06/03/2024 a las 22:27:26
Buenas noches, me ha gustado mucho su presentación.
Me preguntaba si es posible relacionar a la feminista aguafiestas con antiguos mitos femeninos, donde las mujeres son las eternas causantes del Mal, como por ejemplo Eva, Lilith, Pandora, etc. ¿usted que cree?
Un saludo
María Tocino Rivas
Comentó el 07/03/2024 a las 09:31:59
Buenos días, M. Mar. Muchas gracias por su pregunta. Creo que, efectivamente, podríamos establecer como hilo de conexión entre todos esos relatos y la feminista aguafiestas el hecho de que sitúan sobre las mujeres la causa de los problemas. Más allá de eso, no me atrevería a hacer ninguna vinculación. Gracias de nuevo y un saludo cordial.
Marta Eulalia Blanco García
Comentó el 06/03/2024 a las 20:23:55
Hola María,
En primer lugar, enhorabuena por tu trabajo. Escuchando tu ponencia sobre las teorías de Sara Ahmed, he pensado en su libro "¡Denuncia! El activismo de la queja frente a la violencia institucional". En él, también habla de esta figura de la feminista aguafiestas, utilizándola para analizar el posicionamiento frente a la legitimidad y complicidad del acoso sexual dentro de las instituciones universitarias. En este lbro además repasar qué es lo que ocurre en las instituciones cuando el discurso o la postura de una persona pasa de ser la feminista que necesitan para tener una imagen inclusiva, a ser la feminista aguafiestas que se vuelve incómoda. En este sentido, ¿cómo entenderíamos la encarnación de esta “feminista aguafiestas” en nuestras instituciones educativas actuales?
María Tocino Rivas
Comentó el 07/03/2024 a las 09:44:18
Buenos días, Marta Eulalia. Muchas gracias por la pregunta. Creo que la aguafiestas en ese sentido sería la feminista que no lo es solo "en el papel", como dice Ahmed en el Manifiesto de la feminista aguafiestas; feminista que ella misma asocia con un "feminismo liberal blanco", que se cuestiona el estado de cosas pero solo "hasta cierto punto". En ese sentido, podemos pensar como contraejemplo su propio caso, cuando dimitió de su puesto de profesora en la Universidad de Goldsmiths tras años denunciando los casos de acoso en la institución. Muchas gracias de nuevo y un saludo.
Francisco Sebastián Cano Gómez
Comentó el 06/03/2024 a las 13:55:40
Saludos cordiales, señora María Tocino. En primer lugar, expresar mi gratitud por su exposición.
En su análisis de la figura de la 'feminista aguafiestas' como propuesta por Sara Ahmed, ¿cómo puede el concepto de 'infelicidad' ser redefinido y utilizado como una herramienta para desafiar y transformar las narrativas de felicidad establecidas que ocultan relaciones de dominación? Además, ¿cuáles son las principales estrategias que propone para que las feministas manejen y se enfrenten a las críticas y estigmas asociados con ser etiquetadas como 'aguafiestas', especialmente en contextos donde se prioriza la armonía superficial por encima de la justicia social?
María Tocino Rivas
Comentó el 06/03/2024 a las 16:40:04
Buenas tardes, Francisco Sebastián. Muchas gracias por sus preguntas. Con respecto a la primera, le diría que Ahmed propone que la infelicidad (es decir, las narrativas que se apartan de los relatos hegemónicos sobre la felicidad) debe operar como un prisma desde el que deconstruir esas formas normativas de vida buena que ocultan relaciones de dominación. Además, la infelicidad nos permitiría empezar a entender que la felicidad no es necesaria, sino tan solo una posibilidad, lo cual nos descargaría de la obligatoriedad de alcanzarla a cada momento. Sobre su segunda pregunta, en el caso de Ahmed diría que no tiene sentido hablar de "enfrentarse al estigma" de la aguafiestas, dado que propone precisamente una reapropiación del término, que lo asuma sin renegar de la verdad que encierra. Espero haberle respondido. Gracias de nuevo y un saludo cordial.
María Tocino Rivas
Comentó el 06/03/2024 a las 13:46:55
Estimado Sergio:
Muchas gracias por tu pregunta. En la comunicación pongo el ejemplo de los pronombres: tachar de aguafiestas a quien se preocupa por que se usen los pronombres adecuados sería uno de esos casos, en tanto que -para quien lo enuncia- el/la "aguafiestas" es alguien que ve un problema donde no lo hay realmente. Otro ejemplo que Ahmed pone muchas veces tiene que ver con cómo responder ante las opiniones dominantes que se expresan a la mesa en una comida familiar (machistas, homófobas, racistas, etc.) es visto automáticamente como una ruptura del consenso de felicidad que debería gobernar en una institución como la familia. Espero haberte respondido adecuadamente.
Un saludo,
María
Elena Castro Fernández
Comentó el 06/03/2024 a las 13:42:36
Buenos días, María. Me ha sorprendido mucho el título de tu ponencia, por eso he entrado rápidamente a verla porque, efectivamente, qué feminista —o qué persona con conciencia social— no ha escuchado en algún momento de su vida esta palabra o expresiones similares, denotando que eres tú quien está estropeando una situación, y no quienes emiten juicios discriminantes, muy a menudo en forma de chistes. Hay esa creencia falsa extendida de que «solo es humor», como si un chiste fuera un recurso para hacer reír sobre algo en lo que en realidad no creemos, pero claro, si las narrativas son siempre las mismas referidas a sectores minimizados de la sociedad, no hacen gracia en realidad ni son tan inocentes. Algo que he observado también recientemente es el discurso forzadamente tranquilo de quienes ofenden, de modo que si tu elevas el tono quedas absolutamente desacreditada porque aquella persona, habitualmente un hombre, pierde la calma mientras tú, una mujer, la estás perdiendo. ¿Crees que esta actitud, que lleva a esa consabida palabra que ha definido a las mujeres incómodas durante décadas —esto es, «histérica»— puede tener un origen y desarrollo similar al de la «feminista aguafiestas» que aquí relatas? Gracias de antemano y enhorabuena por tu trabajo.
María Tocino Rivas
Comentó el 06/03/2024 a las 16:24:22
Buenas tardes, Elena. Gracias por tu apreciación, sin duda muy pertinente. Poco puedo aportar sobre el uso histórico de la histeria para desacreditar a las mujeres, aunque sí que me parece que podríamos establecer una analogía, como señalas, entre la función que cumplen ambos estereotipos, el de la histérica y el de la aguafiestas. En el fondo, la idea es la misma: derivar la atención del problema señalado hacia la persona que señala el problema, para convertirla justamente en el problema. Gracias por tu observación de nuevo y un saludo muy cordial.
Elena Castro Fernández
Comentó el 08/03/2024 a las 10:30:49
Gracias por tu respuesta. ¡Muy interesante!
Sergio Fuertes Bueso
Comentó el 06/03/2024 a las 12:10:35
Buenos días, María:
Felicitarte por el tiempo dedicado y la ejecución de tu ponencia. ¿Existen ejemplos concretos de cómo se utiliza el estereotipo de la feminista aguafiestas para deslegitimar o desacreditar los movimientos feministas y sus demandas?
Muchas gracias.
María Tocino Rivas
Comentó el 06/03/2024 a las 16:28:36
Estimado Sergio:
Muchas gracias por tu pregunta. En la comunicación pongo el ejemplo de los pronombres: tachar de aguafiestas a quien se preocupa por que se usen los pronombres adecuados sería uno de esos casos, en tanto que -para quien lo enuncia- el/la "aguafiestas" es alguien que ve un problema donde no lo hay realmente. Otro ejemplo que Ahmed pone muchas veces tiene que ver con cómo responder ante las opiniones dominantes que se expresan a la mesa en una comida familiar (machistas, homófobas, racistas, etc.) es visto automáticamente como una ruptura del consenso de felicidad que debería gobernar en una institución como la familia. Espero haberte respondido adecuadamente.
Un saludo,
María
Deja tu comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Organizan
Colaboran
Configuración de Cookies
Utilizamos cookies para mejorar su experiencia y las funcionalidades de esta web. Ver política de cookies