S02-02 21

  Cuerpos marginados, cuerpos ignorados. Implicaciones para la relación médico-paciente y para el cuidado de la salud.

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Carolina Martínez-SalgadoDepartamento de Atención a la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco)

Enfoque

 

Introducción. En una conferencia impartida en 1970, el reconocido psicoanalista británico Donald Winnicott decía: “cuando estamos frente a un hombre, una mujer o un niño, somos simplemente dos seres humanos de idéntico status. Las jerarquías se desvanecen. Las jerarquías cumplen una función en la estructura social, pero no en la confrontación clínica”. ¿Cuánto de esa valiosa máxima se sostendrá en el ejercicio de la práctica de la Medicina en nuestro tiempo? ¿Qué significarán el cuerpo y la persona de los pacientes pobres para los médicos que los atienden?

Objetivo. Profundizar en la comprensión del significado que la persona y el cuerpo de los pacientes de los grupos marginados tienen para los médicos que los atienden, para reflexionar sobre sus implicaciones en la relación médico-paciente, la calidad del proceso terapéutico y el cuidado de la salud.

Método. Con base en los principios de la Investigación Narrativa -una de las tradiciones teóricas en el campo de la Investigación Cualitativa-, trabajé con las narraciones de 16 estudiantes de Medicina de una universidad pública mexicana elaboradas a finales de 2023,  en el año previo a su graduación, mientras  prestaban su Servicio Social  en centros de salud del sur de la Ciudad de México en los que se atiende a población de bajo nivel socioeconómico. El análisis siguió los principios de la Investigación Narrativa, con una lectura línea por línea para localizar las historias más vívidamente expresivas en torno a las preguntas de investigación.

Resultados. El análisis de las  narraciones mostró dos momentos básicos del acto cínico, la anamnesis y la exploración física, en los que llegó a manifestarse el menosprecio al cuerpo de ciertos pacientes y la evasión frente a las necesidades emocionales de las personas por parte de algunos médicos, con consecuencias trascendentes para la salud de los afectados. Presento cinco historias que lo muestran.

Discusión. Así como la obra de Foucault nos ayudó a develar el significado de “los cuerpos dóciles”, ¿tendremos que trabajar hoy día por descifrar el de estos “cuerpos ignorados”, habitados por seres aparentemente prescindibles cuya salud y sufrimiento parecerían carecer de todo valor? Y ¿cómo esto permea incluso a tradiciones que por el sentido de su quehacer se verían llamadas a oponerse a ello? Numerosos elementos que requieren de nuestro cuidadoso estudio se combinan para favorecer la tendencia a ignorar los cuerpos y las personas de los marginados de nuestra sociedad, con deletéreos efectos para la sociedad en su conjunto, lo que nos obliga a profundizar en el estudio de esta compleja problemática para orientarnos en medio de corrientes y posturas nada fáciles de remontar.

Conclusiones. Resulta imprescindible, por motivos sanitarios pero sobre todo de justicia social, ocuparnos tanto de las políticas públicas para el cuidado de la salud y la atención de la enfermedad, como de la formación de los profesionales que habrán de operarlas. Para el caso de la profesión médica, junto con la excelente capacitación técnico-clínica, es fundamental encontrar nuevos elementos para cuidar la forja de la subjetividad de quienes tendrán a su cargo tan delicada tarea.

Preguntas y comentarios al autor/es

Hay 21 comentarios en esta ponencia

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      Ysabel Noemí Tejeda Diaz

      Comentó el 08/03/2024 a las 21:14:52

      Estimada Carolina:

      Las ideas establecidas en tu ponencia, la cual ha sido muy interesante, por lo que te extiendo mis mas sinceras felicitaciones, permite entre otras reflexiones, el hecho de la cosificación establecidas en los servicios de salud. La estigma percibida por algunos pacientes en sujetos que reciben respuestas a sus problemas de salud impone de alguna manea una disociación del objetivo principal de los servidores sanitarios. Me parece muy interesante lo que citas sobre la jerarquía y su impacto en la confrontación clínica.
      Tus aportes permiten entre otras cosas, la reflexión de las dinámicas sociales que emergen en torno al cuerpo. En su obra titulada " La sociología del cuerpo" David Le Breton indica que " El cuerpo es un constructo social, tanto en su representación en el escenario colectivo como en las teorías que explican su funcionamiento o en las relaciones que mantiene con el hombre al cual encarna" (p. 39).
      Esta cita permite conocer como la postura de las distintas sociedades condicionan el manejo del cuerpo-otro y como se perciben los sujetos dentro del colectivo al que pertenecen, de modo que, quiero cerrar este comentario con la siguiente pregunta: Como modificar la percepción del cuerpo, en una sociedad que impone un valor asignado a la apariencia, que promueve la imagen corporal como un trofeo que evoca triunfo o fracaso, de acuerdo a las medidas que exhiba?

      Gracias

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 09/03/2024 a las 18:59:18

        Estimada Ysabel, agradezco mucho tus comentarios a mi trabajo.
        En efecto, las condiciones en las que se practica la medicina hoy día tienden a favorecer una disociación como la que mencionas, a la cual me parece fundamental seguirnos resistiendo, algunos desde el campo de batalla de la formación médica y otros (que me parece que son quienes la tienen más difícil) desde el de los servicios sanitarios.
        Tus reflexiones y tu pregunta apuntan a la enorme dificultad que tenemos por delante, en tanto que estamos ante problemas de orden estructural, situados en el plano de nuestras organizaciones sociales y más aún, de la “contaminación” de nuestras culturas procedente de la globalización que todo lo toca. Así que es de esa magnitud el desafío que enfrentamos. Confío en que nuestras investigaciones puedan irnos proveyendo de elementos para orientar nuestra búsqueda.

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      Elena Castro Fernández

      Comentó el 08/03/2024 a las 09:53:00

      Buenos días, Carolina. Me ha gustado muchísimo tu ponencia, tiene puntos muy brillantes como hilar el poco tiempo del que dispone el personal médico para atender a las y los pacientes con el poco tiempo disponible en la propia ponencia. También me ha resultado muy amena tu explicación y muy interesante la utilización pictórica para ilustrar las historias narradas. Dicho todo lo cual, se me rompe el alma con la realidad que relatas. Me parece delictiva la revictimización que se hace de estas personas sin recursos, que sufren las consecuencias del clasismo social viéndose abocadas a situación de calle y que, por encima de todo lo demás, no encuentran la lógica asistencia médica que cualquier otro ciudadano o ciudadana obtiene sin esfuerzo. Me hace pensar en el carácter eugenésico que a veces se observa en el ámbito médico y que también tuvimos la desgracia de ver en pandemia, cuando había que decidir quién recibía los escasos medios técnicos de los que se disponía, no solo en base a juicios estrictamente médicos, sino también influidos por prejuicios o por el estigma de ciertas realidades. En mi ponencia hablo de cómo el ocularcentrismo distorsiona los diagnósticos en las personas gordas, pero observo que en este caso también distorsiona la percepción de la necesidad de atención de personas depauperadas. Creo haber entendido que tu investigación aún está en proceso, y te mando mucha fuerza para la misma, que entiendo que no es fácil. Pero me gustaría preguntarte si ya dibujas alguna posible «solución» o intervención que se podría llevar a cabo en los entornos médicos para garantizar que ninguna persona se quede sin atención, independientemente de la lectura visual y el prejuicio asociado. Muchas gracias.

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 09/03/2024 a las 23:23:06

        Hola Elena. Es para mí muy grato y estimulante escuchar la lectura que hiciste de mi trabajo, con tu gran sensibilidad a cada uno de los elementos con los que lo construí. De verdad te lo agradezco. Y como en esta tradición de la Investigación Narrativa una de las apuestas es la de “mover el corazón” de los escuchas en un intento de que nuestras investigaciones tengan algún efecto sobre el mundo, también he de agradecerte que hayas compartido conmigo que las duras historias que presenté te conmovieron. Por lo demás, sí, mi estudio en realidad apenas comienza. Es muy reciente este encuentro mío con la pregunta sobre el significado del cuerpo de los pobres para los profesionales de la salud, logrado gracias a las historias que mis estudiantes pusieron, metafóricamente, “ante mis ojos”. De nuevo el papel de la mirada, aunque aquí una mirada más evocada que directa: me muestran algo que ellos vieron, pero cuyo profundo significado quizá aún “no alcanzan a ver”. Así, “ayudar a verlo”, visibilizarlo, se convierte en mi función. Sobre posibles intervenciones en busca de cambios radicales, te diría que de momento no alcanzo a pensar más que en este esfuerzo por mostrar a los propios profesionales de la salud, como en un espejo, esto que sucede, muy probablemente sin que muchos de ellos siquiera se percaten de ello, pero que sin duda rompe con el ideal con el que muchos de ellos abrazaron originalmente la profesión. ¡Cuánto qué hacer con la mirada, no te parece? Miradas que estigmatizan, como tú muy bien dices, pero también la posibilidad de miradas que espejean y, desde ahí, quizá ayuden a despertar las conciencias. Así que de nuevo gracias por tus palabras que me dan ocasión para seguir pensando sobre todo esto.

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      Marta Grau Roda

      Comentó el 06/03/2024 a las 17:23:09

      Hola Carolina, gracias por tu presentación, ha sido muy enriquecedora. Me ha sorprendido que parece que todos los estudiantes con los que trabajas compartan esta misma visión de la medicina como justicia social, y que siempre son los otros colegas de sus narraciones los que no quieren atender a tal persona. Aunque imagino que el propósito de esta actividad es reflexionar sobre la propia práctica médica, me gustaría saber si te has encontrado con estudiantes que tengan visiones contrarias a la mostrada; sería interesante estudiar el por qué de una práctica estigmatizadora. Por otra parte, comentas en una de tus viñetas que un médico en un caso se saltó la norma de las consultas de 15 minutos para hacerlas de 1 hora, y por eso la atención fue tan buena. Por curiosidad, ¿este profesional tendría repercusiones negativas en su trabajo por alargar tanto la atención? Finalmente, ¿crees que dentro de la profesión médica hay una tendencia hacia el médico entendido como prescriptor de medicamentos, y que por tanto mantiene una relación lejana con los cuerpos de los pacientes? Esto pienso que podría estar relacionado con los tipos de enfermedades a tratar, de manera que se entrecruzaría clase social con tipos de enfermedades; tal vez algunas dolencias son más farmacologizables, y otras requieren de un contacto directo con el cuerpo, y estas últimas pueden ser significadas como “más desagradables”. Gracias de nuevo, un saludo.

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 07/03/2024 a las 05:25:39

        Hola Marta,
        Muchas gracias por tus muy interesantes comentarios.
        ¡Hay tanto para dialogar, a partir de ellos! Pero para una primera y relativamente breve respuesta, te comparto lo que sigue.
        Sin duda llama la atención, como tú muy bien observas, que estos estudiantes defiendan una postura sobre la medicina como una práctica comprometida con la justicia social. Me parece que ello podría relacionarse con varias situaciones como las siguientes. La universidad pública en la que nos encontramos tiene como principio fundacional el compromiso con la sociedad y en especial con sus grupos más vulnerables (lo que tiene que ver con antecedentes históricos de mi país que se remontan al siglo pasado), así que es algo que han escuchado a lo largo de toda su formación. Luego, muchos de ellos son hijos de familias de clase trabajadora (desde luego, no de los grupos más desfavorecidos de la sociedad, pero sí muy distantes de las elites económicas en el país). Una situación más es que siendo aún tan nuevos en la profesión –apenas a punto de nacer a ella-, llevan en su mente todavía muy fresca esa visión quizá algo idealizada de la medicina que muchos de sus profesores suelen transmitirles (seguramente yo, entre ellos).
        En cuanto al contraste entre su postura y la de algunos de los médicos cuya actitud cuestionan, me parece que puede tener que ver, entre muchas otras cosas, con el desgaste que genera en los profesionales de la salud una práctica efectuada en condiciones tales que se llega a convertir, por dar una analogía, en algo así como lo que hacen los obreros en las cadenas de montaje. Y bueno, muchísimas cosas más.
        Sobre el estudiante que se permitió transgredir el límite de los 15 minutos en la consulta, él narraba que eligió para hacerlo un momento en que no había más pacientes en espera, y lo hizo a costa de su propio tiempo, por lo cual no parece haber habido ninguna consecuencia negativa para él.
        Sobre tus últimas interrogantes, sí, creo que hay esta tendencia a que el médico se convierta en un prescriptor de medicamentos, y quizá eso sea uno de los muchos elementos que propician este alejamiento con los cuerpos y con las personas de los pacientes. Y sí, seguramente tiene que ver con el tipo de enfermedades que caracterizan al perfil de daños a la salud de nuestro tiempo (del tipo de la diabetes mellitus o la hipertensión), cuyo control depende básicamente del consumo de medicamentos.
        Tu punto sobre el entrecruzamiento entre clase social y el tipo de enfermedades es bien interesante. Te comentaría que, a diferencia del pasado, en donde había distintos tipos de enfermedades según la ubicación social de las personas, hoy –al menos en mi país- se ha uniformado tanto el perfil de daños, que la diferencia pasa por otro lado (no es lo mismo, ni se tiene el mismo destino, si se es un diabético pobre que si se es un diabético rico, por decirlo de la manera más simple). Te anoto aquí una referencia sobre un trabajo en el que exploro estos cambios ya no en los tipos de enfermedad sino en “la manera de morir” de los distintos grupos sociales en mi país: Martínez, C., 2020. Los caminos hacia la muerte en México a comienzos del siglo XXI. Una aproximación a la mortalidad por causas según condición de derechohabiencia. Papeles de Población 104:101-154.
        Y más podríamos seguir platicando a partir de tus comentarios. Como te decía, ¡tanto para seguir pensando y dialogando! Te agradezco muchísimo por tus informadas y muy sugerentes preguntas.

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      Berthony Jean Richelieu lanot

      Comentó el 06/03/2024 a las 13:11:10

      Excelente trabajo señora Carolina, he escuchado con mucha atención su investigación .
      Pero siempre me ha aparecido absurdo el nivel de complejo que puede tener un médico que según su formación está habilitado para salvar vidas.
      Que piensa usted o cual es la base de estos comportamientos anti profesionales de parte de ciertos médicos hacia los pacientes en situaciones precarias, o por otro motivo como el sobre peso, o por el color de la piel?

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 07/03/2024 a las 00:56:37

        En efecto, Berthony, está muy extendido ese estereotipo de los médicos como los que salvan las vidas. Sin embargo, por absurdo que se escucha, lo cierto es que en ocasiones, si disponen de la tecnología adecuada, una buena preparación y algo de suerte, llegan a lograrlo (pensemos por ejemplo en el protocolo para el tratamiento de los infartos al miocardio). Desde luego, desde la tradición milenaria que orienta a esta antigua disciplina, de ellos se esperaría que atendieran con el mismo esmero a todos los pacientes, sin discriminación alguna. Pero en medio de todo esto, hay algo que yo considero verdaderamente peligroso para la salud mental de estos profesionales: quedar atrapados en el espejismo de la omnipotencia. Lo mejor que podemos desearles es que puedan ejecutar su necesaria labor con tanta responsabilidad como pericia y humildad. Gracias por tus reflexiones.

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 07/03/2024 a las 05:26:32

        En efecto, Berthony, hay ese estereotipo de los médicos como los que salvan las vidas. Pero por absurdo que suene, lo cierto es que en ocasiones, con la tecnología adecuada, una buena preparación y algo de suerte, llegan a lograrlo (pensemos por ejemplo en el protocolo para el tratamiento de los infartos al miocardio). Cosa que, por cierto, tendrían que intentar hacer en todos los casos, sin discriminación alguna. Adicionalmente, hay algo que considero verdaderamente peligroso para la salud mental de los profesionales a cargo de llevar a cabo esta tarea: quedar atrapados en el espejismo de la omnipotencia. Lo mejor que podemos desearles es que ejecuten su necesaria labor con tanta responsabilidad como pericia y humildad. Gracias por tus reflexiones.

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      Francisco Sebastián Cano Gómez

      Comentó el 06/03/2024 a las 11:00:58

      Saludos cordiales, señora Carolina. En primer lugar, expresar mi gratitud por su exposición.
      En el contexto de su investigación y los descubrimientos sobre el menosprecio al cuerpo y la evasión de las necesidades emocionales en pacientes de sectores marginados, ¿Cuáles serían, en su opinión, las estrategias más efectivas para integrar la sensibilización y comprensión hacia la diversidad social y económica en la formación de los futuros médicos? ¿Cómo cree que estas estrategias influirían en el mejoramiento de la relación médico-paciente y en la calidad de la atención médica prestada a comunidades marginadas?

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 07/03/2024 a las 05:27:05

        Hola Francisco, te agradezco tu interés en mi trabajo y tus valiosos comentarios.
        Me parece que el trabajo para “rescatar” a las profesiones de la salud de la lógica impuesta por las tendencias mercantiles y deshumanizantes de nuestras sociedades actuales es realmente arduo y a contracorriente.
        El grano de arena que intento aportar con mi trabajo cotidiano con los pequeños grupos de futuros médicos a quienes anualmente acompaño y de quienes mucho aprendo, va en la línea de intentar reflexionar con ellos al respecto. Y me parece que cualquier logro que alcancemos puede llegar a convertirse en un elemento benéfico tanto para su futuro personal y profesional como para los pacientes a quienes están destinados a atender.
        Antes compartí con otra de nuestras colegas que fue tan amable de enviarme sus comentarios la cita de un reporte sobre mi trabajo en esta dirección, por si algo pudiera aportar a esta discusión: Martínez C, 2019. Las distintas concepciones de la enfermedad. Una indagación desde la Medicina Narrativa en México. En: Valero, A. (comp.). Promoción, alfabetización e intervención en salud. Experiencias desde la multidisciplina. México, ETS/UNAM, págs. 213-230.
        Pero lo cierto es que en todo esto están implicados muchísimos componentes, y el económico no es el menor, aún cuando se trate de servicios prestados por el sector público. La disponibilidad de insumos, de dotaciones tecnológicas, recursos humanos, instalaciones, etc., aunque en mi país no es poca para el sector público, es realmente insuficiente en comparación con el tamaño de la población y sus necesidades. Por decirlo en síntesis, estamos ante fenómenos verdaderamente complejos, que van mucho más allá de la voluntad personal de cada profesional de la salud.
        Tenemos mucho por seguir estudiando, conversando y debatiendo en la búsqueda de respuestas a preguntas como las que me planteas, que son también las que yo me hago. Lo que sí puedo asegurarte es que cuando un médico y un paciente logran encontrarse en una fértil relación, eso se convierte en una fuente de fortalezas para ambos, y uno de los sentimientos que repetidamente veo brotar cuando eso ocurre es el de agradecimiento (de los dos lados de la relación).

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      Pedro Gallo de Puelles

      Comentó el 06/03/2024 a las 10:56:59

      Gracias Carolina por tu presentación. Me ha sugerido dos temas. Por un lado la Ley de Cuidados Inversos como forma más descarnada de desigualdad en la atención, y que realmente explica el desigual acceso a cuidados de la población marginada. Y mi pregunta es ¿qué crees que es lo que perpetua esa desigual atención en el caso de Méjico?. Por otro lado, se evidencia una necesidad de incorporar a la formación médica (en el propio contenido de las asignaturas) aspectos humanísticos y de abordaje de la relación médico-paciente ¿es así? Muchas gracias.

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 07/03/2024 a las 05:53:41

        Te agradezco mucho tus valiosas reflexiones.
        En efecto, la Ley de Cuidados Inversos es una triste evidencia de que, lejos de lo que sostiene el discurso de los derechos humanos o las expectativas de la más elemental justicia social, las personas no “valen” lo mismo en nuestras sociedades. Yo no creo que esta “Ley” explique el por qué, me parece que solamente muestra que así es. Considero que las explicaciones tienen que remitirse al ámbito de lo económico y de lo político.
        En el caso mexicano, una larga sucesión de gobiernos neoliberales propició el deterioro de lo que en algún momento llegó a ser una fuerte red de seguridad social, que no alcanzaba a cubrir al total de la población pero sí a algo más de la mitad de ella, y que desde una orientación política distinta bien pudo haberse seguido consolidando, cosa que no ocurrió. En los años recientes, recuperada la aspiración de lograr una cobertura de atención médica más completa también para los grupos más vulnerables, se ha hecho el intento de recuperar aquel camino, lamentablemente aún con poco éxito (las inercias y numerosos intereses económicos y políticos se interponen).
        En cuanto a la necesidad de incorporar a la formación médica aspectos humanísticos que permitieran entablar modalidades de relación médico-paciente como las que cualquier enfermo consideraría deseable, coincido enteramente contigo. Es cierto que en las condiciones actuales en las que se prestan estos servicios, aún si en la formación lo lográramos, lograr que esto tuviera sus benéficos efectos en el día a día de las consultas médicas podría antojarse como utópico. Pero para eso justamente están las utopías: nos marcan la ruta a seguir.

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      Aina Faus Bertomeu

      Comentó el 06/03/2024 a las 06:39:29

      Estimada Carolina,
      Primeramente, agradecerle su exposición. La medicina, a pesar de presentarse como ciencia objetiva, ha sido acusada desde disciplinas como la sociología y la antropología de reproducir desigualdades sociales. Así, se ha manifestado también su función de control social al definir qué es un cuerpo “normal” y estigmatizar todo aquel que no se corresponda con los parámetros fisiológicos y sociales que establece; en los casos que Ud expone se concretarán en los “cuerpos pobres”. Me gustaría preguntarle si ha reflexionado sobre cómo sería posible modificar la epistemología sobre la que se sustenta la ciencia médica alopática, un cambio que sería importante protagonizara el personal sanitario para que comprendiera y aplicara el conocimiento sobre la jerarquización en las estructuras sociales y que, seguramente, derivaría en el desarrollo de otro tipo de cuidados más inclusivos. Saludos

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 07/03/2024 a las 06:14:33

        Agradezco en todo lo que vale tus valiosas reflexiones, Aina, que son de enorme valor.
        Para darte idea de lo inquietantes que resultan, te diría que, desde mi experiencia en la formación médica, comprendo que la cantidad de contenidos que han de ser transmitidos a los futuros médicos para arrojarlos responsablemente al ejercicio de su profesión es enorme. Hay que hacerles aprender la versión más actualizada de los conocimientos anatómicos, fisiopatológicos, clínicos, farmacológicos y técnicos hoy día disponibles. Esto, evidentemente, deja poco lugar para incorporar los contenidos científico sociales que serían necesarios para que pudieran comprender aspectos tan importantes como los que mencionas.
        Quizá el desafío de cambiar la perspectiva epistemológica en la que se funda la ciencia médica alopática tendría que recaer en nosotros, los investigadores transdisciplinarios que dedicamos nuestra vida a intentar averiguar cómo hacerlo.
        Entre tanto, y en la cotidianeidad de la formación de los futuros médicos, mi muy modesta apuesta es a probar hasta dónde es posible, en esta etapa tan sensible que es la transición de la vida de estudiante a la de médico en funciones, confrontarlos con las experiencias vividas, para lograr una mínima conciencia de estas dimensiones para las cuales su mirada ha sido tan poco sensibilizada.
        Pero me parece que es mucho lo que tenemos por delante para trabajar al respecto. Por eso agradezco tanto tus reflexiones y comentarios.

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      Carolina Martínez-Salgado

      Comentó el 06/03/2024 a las 06:07:29

      Carlota, agradezco mucho tu interés y tus comentarios a mi trabajo.
      Cómo hace frente de manera eficaz a esta problemática, es una muy buena pregunta de muy difícil respuesta. Lo afirmo después de más de una década empeñada en la búsqueda de caminos.
      Hasta donde he logrado comprender, los cambios que habría que implementar son de muy diversa índole, y van desde el plano de las políticas públicas, pasando por los programas operativos que de ellas se derivan, hasta la reorganización de los servicios públicos de atención médica y –por supuesto- la formación de los profesionales de la salud.
      Y aunque este último punto –que es en el que yo me encuentro involucrada- es de crucial importancia, puedo asegurarte, por mi experiencia, que de ninguna manera es suficiente. Aún en los mejores casos de éxito en la generación de conciencia y sensibilidad de los futuros médicos sobre la importancia del cuidado de todos los grupos de la población, sin importar sus condiciones socioeconómicas, las circunstancias en las que se da la prestación de los servicios médicos para estos grupos de la población (al menos en mi país) pueden arrollar hasta a los mejores intencionados.
      Pese a ello, puedo asegurar que no es lo mismo un egresado de una escuela de medicina que ha pasado por la reflexión sobre estos temas que uno que no lo ha hecho. Aunque no puedo ampliar mucho más aquí mi respuesta, te anoto una referencia de uno de los trabajos de mi autoría en los que lo he trabajado (si fuera de tu interés, por favor escríbeme y si gustas, podría enviártelo): Martínez C, 2019. El médico: un cálido y calificado acompañante para recorrer los laberintos de la enfermedad. En: Chapela, MC (coord.). Ser médico. Relatos, historias y reflexiones en busca de su elusiva esencia. México: UAM-X, págs. 74-112.

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      Isabel Vilafranca Manguán

      Comentó el 05/03/2024 a las 20:34:18

      Hola Carolina
      ante todo gracias por esta presentación tan sensible e interesante sobre la atención primaria a las personas marginadas, o a los colectivos en riesgo de exclusión social. Como ya te han cuestionado mis colegas previamente, me gustaría que, constatada esta situación y realidad, nos hicieras una prospectiva. Es decir, ¿cómo ayudarías a revertir esta situación en los profesionales de salud de Atención Primaria? o qué iniciativas propondrías para transformar la situación de exclusión en unas prácticas más inclusivas?
      Muchas gracias nuevamente
      Cordialmente,

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 06/03/2024 a las 06:52:15

        Isabel, muchísimas gracias por tu comentario y por tu pregunta.
        Cómo revertir esta situación, no sólo en los profesionales de Atención Primaria sino en todos y cada uno de los niveles en los que se presta la atención médica, es un desafío que, como comentaba en algunas de mis respuestas previas, va mucho más allá de la sola formación de los profesionales de la salud.
        Porque aún si en las instituciones educativas lográramos formar a los mejores profesionales que pudiéramos imaginarnos, al incorporarse a sistemas de salud que operan bajo la lógica que lo hacen en muchos de nuestros países, quedarían de inmediato imposibilitados para realizar aquello para lo que hubieran sido formados.
        El trabajo es mucho más vasto que la formación, y que las declaraciones –por convincentes que fueran- que uno pudiera hacer. Pasa por la generación de políticas públicas que partan del reconocimiento de que la salud de todos los seres humanos independientemente de su ubicación en la estructura social tiene el mismo valor, y en consecuencia, garantizaran efectivamente su cuidado, más allá de la retórica de los discursos de los derechos humanos (a veces simplemente declarativos).
        Entre tanto, al menos en las universidades públicas que se deben al servicio de sus sociedades, lo mínimo que se espera de nosotros es que cultivemos la conciencia de nuestros egresados sobre el estado actual de la situación, para que al menos en la medida de lo que se encuentra a su alcance, puedan ejercer su profesión de otra manera. Además, queda la esperanza de que quizá quienes de ellos en su momento logren acceder a ciertas posiciones de poder, estarán en condiciones de abogar por estos cambios. Y hay sin duda muchos otros frentes en los cuales es posible trabajar. La batalla no es sencilla, pero no por eso hemos de darnos por vencidos. Porque es el bienestar de todos y cada uno de nosotros, el de toda nuestra especie y el planeta en su conjunto, el que se encuentra en juego.

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      María Cabillas Romero

      Comentó el 05/03/2024 a las 16:33:50

      Buenas tardes,
      Gracias por su presentación, me ha parecido muy interesante sobre todo por el acercamiento a la mirada de los profesionales respecto al cuerpo, en este caso, vulnerable. En trabajos que han explorado el efecto que estudiar medicina tiene en el alumnado de esta carrera, hay voces que apuntan a cómo el cuerpo se transforma a partir de los aprendizajes académicos, y escuchándola, me preguntaba si en su trabajo le ha llevado a considerar si esta dimensión podría tener un efecto a la hora de marcar cómo el alumnado se acerca, interactúa e interviene, con el cuerpo como "realidad" sobre la que trabaja. En algunas universidades, incluso, se trabaja con alumnado de medicina recurriendo a la narrativa como herramienta docente, y me preguntaba también si piensa que esto podría beneficiar la creación de una identidad como profesionales sanitarios más atenta a la subjetividad del cuerpo con trabajan. Muchas gracias y saludos cordiales.

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        Carolina Martínez-Salgado

        Comentó el 06/03/2024 a las 06:35:34

        María, agradezco mucho tu escucha e interés en mi ponencia
        Sobre tu pregunta, es cierto que la formación médica genera en el estudiante toda una concepción del cuerpo muy alejada que quien no ha pasado por dicha formación (incluyendo al propio estudiante antes de su inmersión en la carrera). Esto puedo afirmarlo no sólo a partir de quienes lo teorizan, sino por mi propia experiencia.
        También es cierto, como tú bien lo comentas, que esto tiene un efecto determinante sobre la manera en la que el estudiante y futuro médico aprende a tratar con el cuerpo de sus semejantes. Algo que, por cierto, no carece de sentido: resulta mucho más fácil y tolerable tratar con el cuerpo del otro si se lo ejecuta desde lo que dicta el saber médico, que otorga ciertas orientaciones y certezas relacionadas con cómo hay que observarlo y auscultarlo para tener bases sobre cómo repararlo y curarlo, que si se hiciera desde el sentido común, o con la sensación de que se lo mancilla o lastima.
        Pero también es cierto que eso genera una distancia que dificulta el vínculo con quien habita ese cuerpo, distancia cuyos efectos se agravan a causa de los contextos en los que se mecaniza, burocratiza y despersonaliza la relación con ese semejante que sufre y ha venido en busca del auxilio del profesional. Y si además se trata, como planteo en mi trabajo, de un quasi-no-semejante, por la desvalorización social y cultural de los integrantes de los grupos marginales, la combinación puede ser muy mala.
        Como tú bien dices, la denominada Medicina Narrativa se ha empezado a emplear como un recurso para mejorar en lo posible esta situación. Ese es uno de los caminos que he probado para el caso de los grupos de estudiantes con los que yo trabajo. Esto, además de otra propuesta más antigua, bastante profunda y no menos valiosa, pero no fácil de instrumentar en los tiempos que corren, que es la que heredamos del psicoanalista británico Michel Balint. Anoto aquí, por si fuera de tu interés, un par de referencias sobre cómo he ensayado con esta modalidad de trabajo:
        Martínez C., 2015. El nacimiento a la profesión médica a comienzos del siglo veintiuno en México. Una incursión en la Medicina Narrativa. En: Chapela, C. (comp.). Entre poética y didáctica. Narrativas en el campo de la salud. México: UAM-X, Académicos de CBS, págs. 109-145.
        Martínez C, 2019. Las distintas concepciones de la enfermedad. Una indagación desde la Medicina Narrativa en México. En: Valero, A. (comp.). Promoción, alfabetización e intervención en salud. Experiencias desde la multidisciplina. México, ETS/UNAM, págs. 213-230.

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      Carlota Gómez Herrera

      Comentó el 05/03/2024 a las 16:04:55

      Estimada Carolina:

      Gracias por su ponencia. Me ha resultado muy interesante.

      A la luz de los resultados que indican momentos de menosprecio hacia el cuerpo y evasión de las necesidades emocionales de ciertos pacientes por parte de algunos médicos, ¿cómo se puede hacer frente de forma eficaz esta problemática en la formación de profesionales de la salud? ¿Qué cambios podrían implementarse para fomentar una práctica más comprehensiva y ética en la atención médica, especialmente hacia los marginados de la sociedad?

      Un cordial saludo.


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